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Cuatro mitos comunes acerca de la mejor manera de lavarse las manos


¡Ahora lávate las manos! Suena sencillo, pero no lo es.

Claudia Hammond / BBC Future

Aunque hay muchas pruebas de que lavarse las manos después de haber estado en el retrete, antes de comer o luego de viajar en transporte público puede reducir la propagación de enfermedades, sólo el 5% de las personas se lava las manos correctamente todo el tiempo.

Un estudio observacional de más de 3.000 personas encontró que el 10% entró a los baños públicos y no los usó en absoluto. Y si lo hicieron, el 33% no utilizó jabón.

Esto es importante porque, por desgracia, no podemos resistir tocar nuestras caras, haciendo que los gérmenes se diseminen de nuestras manos a nuestras narices y bocas, donde pueden entrar en el cuerpo.

Investigadores de Brasil y Estados Unidos descubrieron que tocamos superficies en espacios públicos un promedio de 3,3 veces por hora y nuestras bocas o narices alrededor de 3,6 veces por hora.

Así que está claro que tenemos que lavarnos bien las manos. El problema es que hay muchos mitos sobre cómo hacerlo.

¿El agua debe estar caliente para limpiar bien las manos?

En una encuesta a 500 adultos en los EE.UU., el 69% dijo creer que la temperatura del agua tiene un impacto en la eficacia del lavado de manos.

Es cierto que el calor puede matar a las bacterias (es por eso que tenemos que asegurarnos de que ciertos alimentos estén muy calientes cuando los comemos), pero el agua tendría que estar muy caliente para que esto suceda en tu piel.

La salmonela, por ejemplo, puede sobrevivir a temperaturas de 55 ºC durante más de 10 minutos. Si te lavaras las manos en agua tan caliente tendrías graves quemaduras antes de 30 segundos.

Para saber exactamente cuántos microbios permanecen en nuestras manos después del lavado en agua a diferentes temperaturas -de 4,4 ºC a 50 ºC-, investigadores en la Florida utilizaron un método conocido como la técnica del jugo de guante (aunque no es un jugo que quisieras beber).

Las manos de los voluntarios se limpiaron con una sopa bacteriana o con carne de res cruda picada. Luego se lavaron las manos en agua a cierta temperatura antes de ponerse guantes de látex y se vertió una solución especial en estos.

Después de un minuto de masaje de manos a través del guante para asegurarse de que todas las bacterias entraban en el líquido, el jugo de los guantes se recogió con una pipeta, listo para ser probado en el laboratorio.

Los investigadores encontraron que si el agua era fría, caliente o tibia no hizo ninguna diferencia estadísticamente significativa en cuanto a la cantidad de bacterias que permanecían en las manos de la gente.

Pero no debemos olvidar los caprichos del comportamiento humano.

En estos experimentos el lavado de manos fue cuidadosamente programado, pero en la vida real si el agua está muy caliente o muy fría tendemos a no lavarnos las manos por mucho tiempo.

Sólo tocar con agua nuestras manos no es suficiente, y un poco de agua caliente agradable podría animarnos a detenernos un rato en el lavabo.

¿Es el líquido antibacteriano mejor que el jabón?

Se ha llevado a cabo mucha más investigación con respecto a esto.

En 2007, una revisión de los mejores estudios llegó a la conclusión de que la sustancia más comúnmente encontrada en los líquidos antibacterianos, el triclosán, no reducía el número de bacterias que quedaban en las manos de las personas después de lavarse, ni era mejor que el jabón para prevenir los síntomas de una infección. Una revisión más reciente en 2015 llegó a las mismas conclusiones.

Mientras tanto, una combinación de estudios de laboratorio muestra que el triclosán podría aumentar el riesgo de resistencia antibacteriana y que afectar los niveles hormonales en animales, lo que ha llevado a una prohibición de la sustancia en los líquidos antibacterianos en Estados Unidos y en la Unión Europea.

Así que regresa al agua y jabón a cualquier temperatura que prefieras.

¿Necesitas secarte las manos después?

Cuando tienes prisa, es tentador dejar que tus manos se sequen solas.

Eso está bien si no tocas nada al salir del baño. Si lo haces, podrías recoger gérmenes, porque se trasladan a tus manos más fácilmente si están mojadas.

También se pierden los beneficios de secarse las manos, que en sí pueden reducir el nivel de cualquier resto de microbios que quede.

¿Secador de aire o toalla de mano?

Hay mucho debate alrededor de esto.

La mayoría de las publicaciones están a favor de las toallas de papel usadas apenas una vez. Para empezar, puede ser más rápido que esperar que un secador de manos eléctrico tradicional complete el trabajo.

En un estudio de Nueva Zelanda (que, debe señalarse, fue financiado por el Servicio de Toallas de Nueva Zelanda), el promedio de espera para lograr que una secadora evaporara el exceso de humedad era de 45 segundos. La mayoría de nosotros no queremos demorar tanto tiempo.

Ahora, por supuesto, hay una nueva generación de secadores de chorro que trabajan más rápido.

Se ha demostrado que secan las manos con la misma rapidez y eficacia que las toallas de papel. Diez segundos con una toalla o un secador de chorro dejan las manos igualmente secas.

Pero los secadores de chorro han sido criticados, porque supuestamente son tan poderosos que podrían propagar gérmenes alrededor de la habitación.

Un estudio realizado en la Universidad de Westminster encontró que los secadores de mano más poderosos pueden propagar un virus hasta 1,5 metros a través de una habitación y un estudio posterior lo aumentó a tres metros.

Pero persisten las dudas. La mayoría de estos estudios han sido financiados por la industria de toallas. Por otra parte, los autores aclaran esto y la investigación se publica en revistas revisadas por sus homólogos.

El siguiente paso es que se realicen más investigaciones en baños públicos reales, en lugar de en el laboratorio. Y nuestras preferencias deben tenerse en cuenta.

Cualquier método que aliente a las personas a secarse las manos, en lugar de dejarlas húmedas, es una mejoría. Hacer que los aseos sean más agradables podría marcar la diferencia.

Un estudio que observó a más de 3.000 personas en una ciudad universitaria en los EE.UU., encontró que si los baños estaban limpios y bien mantenidos, las personas eran más propensas a detenerse y lavarse las manos correctamente. Cuando los lavabos estaban sucios, sólo querían salir de allí.

Sea cual sea la forma en que elijas para lavarte y secarte las manos, el principal hallazgo de la investigación es hacerlo más tiempo del que piensas.

Para lograr una buena espuma y lavar las palmas y la parte posterior de las manos, así como entre los dedos, debajo de las uñas, y hasta las muñecas se necesitan al menos 15-30 segundos.


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